En la actualidad, los proyectos de construcción se pueden realizar bajo dos metodologías diferentes (tradicional y BIM). La primera, la tradicional, ha presentado una sistemática de trabajo similar desde su comienzo con algunas variaciones debidas a la evolución tecnológica. Esta metodología se basa en la elaboración de un proyecto en el cual las distintas especialidades trabajan de forma prácticamente independiente con una colaboración básica entre ellas. Una vez finalizado el proyecto comienza el proceso constructivo realizado normalmente mediante una empresa constructora que debe estudiar el proyecto ya que no ha trabajado previamente en su elaboración.
La segunda metodología, la metodología BIM (Building Information Modelling), es un cambio o evolución en la sistemática de realización de proyectos mediante la cual todos los participantes del proyecto comienzan a trabajar a una edad temprana del mismo, de forma colaborativa y bajo el paraguas de un modelo 3D virtual parametrizado único, es decir, un modelo 3D que contiene información asociada a cada elemento del modelo en una base de datos. Esto permite no solo obtener de forma más rápida y exacta las mediciones y los presupuestos, sino que permite gestionar la infraestructura durante su ciclo de vida completo, desde el diseño hasta la demolición.
Gracias a la colaboración entre las distintas partes trabajando conjuntamente se reducen las interferencias entre disciplinas que dan lugar a posteriores problemas durante la fase de construcción. Además, en caso de detectar alguna dificultad, la metodología BIM permite disponer de una mayor capacidad de respuesta, reduciendo de esta forma los costes asociados a estas incidencias en comparación con una situación similar llevada a cabo de la forma tradicional.
La metodología BIM, por lo tanto, dispone de innumerables capacidades que posibilitan entre otros el ahorro de tiempo en la elaboración de planos, la ayuda a la planificación de los procesos constructivos, la simulación virtual 4D del proceso constructivo unificando la planificación con el modelo 3D, detectando las posibles interferencias tanto dinámicas como estáticas y permitiendo de esta forma su corrección antes de la construcción real mejorando el diseño. Además, la metodología BIM, gracias a la interoperabilidad entre los distintos softwares, permite la realización de diversos tipos de simulaciones (energéticas, rutas y desplazamientos, evacuación, incendios, etc.). Por otro lado, no debe olvidarse de su utilización como una herramienta comercial debido a que se puede presentar el producto terminado virtualmente antes de iniciar el proceso constructivo mediante infografías, renders y videos promocionales.
Una vez definido brevemente lo que es la metodología BIM y su potencial se debe recalcar que dicha metodología requiere de un modelo 3D asociado a una base de datos y por lo tanto es necesario un software que pueda cumplir con dichos requisitos. Estos softwares son conocidos como softwares BIM y existe una gran variedad de casas de software que llevan tiempo desarrollándolos y comercializándolos. Es decir, no existe un único software dentro de la metodología BIM y la elección del mismo dependerá fundamentalmente de las necesidades del proyecto y del conocimiento que se tengan sobre el propio software.
Por otro lado, el software BIM presenta limitaciones en los distintos procesos que deben llevarse a cabo dentro de un proyecto enmarcado dentro de esta metodología, es por esto que existen otros tipos de software que permiten interoperar con el software BIM potenciando las limitaciones del mismo. Por ejemplo, en el caso del cálculo de instalaciones de fontanería existen softwares que permiten calcular de forma precisa la red de tuberías y una vez finalizado se comunica con el software BIM actualizando dicha red. Lo mismo ocurre con los softwares de cálculo de estructuras, cálculo energético etc.
En resumen, la metodología BIM no es un software sino una sistemática de trabajo y que necesita de las herramientas informáticas adecuadas para llevarse a cabo, y que se encuentra cada vez más presente en la actualidad, fundamentalmente debido a que la Directiva 2014/24/UE emitida por el Parlamento Europeo instaba a los países miembros a implantarlo en los proyectos de financiación pública, siendo en España el Ministerio de Fomento el que ha anunciado que esta metodología será obligatoria para licitaciones públicas de edificación a partir de diciembre de 2018 y en licitaciones públicas de infraestructuras a partir de Julio de 2019.
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